Josué 3.14-4.7

Es fácil recordar la bondad de Dios cuando la estamos recibiendo. Pero cuando la vida vuelve a la “normalidad”, podríamos olvidar todo lo que Él hizo a nuestro favor.

Los versículos de hoy nos muestran un gran ejemplo. Dios hizo que los israelitas cruzaran el mar Rojo, y ahora, milagrosamente, les abrió otro camino seco al detener las aguas del Jordán. Sabía que estaban por enfrentar Jericó y que, con su poder, la conquistarían. ¡Qué compasión la de Dios al fortalecerlos con una demostración concreta de su poder antes de la batalla!

Pero Dios también sabía lo fácilmente que lo olvidaban. Nosotros hacemos lo mismo hoy: cuando el Señor obra de forma evidente, confiamos en Él, pero con el tiempo nos desviamos hasta que algo nos recuerda que lo necesitamos. Por eso, en su amor, el Padre les dio un plan para recordar el milagro del río: construir un altar con 12 piedras, una por cada tribu que cruzó con seguridad.

¿Cómo puede usted recordar la fidelidad de Dios? Algunas personas llevan un diario; otras colocan notas con versículos o palabras clave en lugares visibles. Sea cual sea el método, asegúrese de tener una forma de mantener presente la participación del Señor en su vida (Sal 103.2).